En un estudio realizado por el Educational Testing Service (ETS) y reportado en Rutherford y Graham (1995) se define alfabetismo como “el uso de información impresa y escrita para funcionar en la sociedad, alcanzar los objetivos personales y desarrollar el conocimiento y potencial propios”.
La indiferencia del mexicano frente una literatura de calidad, mantiene inmerso al país en una “catástrofe silenciosa” el analfabetismo funcional. El promedio de lectura por habitante en México es de 2,8 libros anuales, y en una lista de 108 naciones elaborada por la UNESCO, ocupa el penúltimo lugar, mientras que Noruega la encabeza, con 47 títulos per capital.
Muchos son los motivos por los que prevalece el analfabetismo en nuestro país, resultan sinónimos de estas condiciones; por motivos económicos, por motivos culturales, por religiosos y de género, siendo este último el más afectado por este fenómeno. Exponiéndose este a un caldo de cultivo para la proliferación del crimen.
Pero en la actualidad el analfabetismo no se limita a la lectura y escritura, sino también a la vertiente tecnológica, ya que hoy en día, no saber el uso de una computadora, es un analfabeta tecnológico y de esto se deriva una brecha en la que día a día se amplia para individuos marginados y pocas posibilidades de acceder a ella.
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